Una película que relata el drama de una familia judía, donde el enemigo no es externo, es decir no pertenece a otra etnia o grupo religioso, (muy bien el director por animarse a representar a un paisano frío y mentiroso sin ser el happy merchant). Lo interesante es el relato cubista, varias casi sincrónicas, que arman un relatos que terminan contando y dejándote una reflexión.
Por otro parte, en este film lo podes volver a ver al querido Norman Briski y a Oscar Martinez y su imperdible cara de ojete. ¿La peli? un 7 .